sábado, 7 de febrero de 2009

Recordando a Valdelomar…

A Haya de la Torre le preguntaron al final de su vida qué pensaba de él. Respondió que era un genio…
Otra vez lo llamó “mi querido amigo don Abraham Valdelomar. La mano, esa mano que ha escrito tantas bellezas inimitables”.

“Hay que pasar por el Palais Concert mirando a través de los cristales cortados de las puertas de entrada para distinguir a un hombrecito gordo, vestido de oscuro, con sombrero Chicago y quevedos con larga cinta negra. Este hombre tiene un tipo de moro, esta afeitado y sus manos cuidadas tienen unas que brillan”, anotaba Haya.

Sobre él, Luis Alberto Sánchez escribió Abraham Valdelomar o la Belle Epoque. Habló de su Ica natal, sus vivencias en la Lima de inicios del siglo pasado, sus cuentos y artículos en La Prensa. Describió con pasión su bohemia, sus poemas, sus amores…

Jorge Basadre habló de la generación de Valdelomar y la calificó de “sensible a su tiempo y de gran emoción social”.

José Carlos Mariátegui, el gran Amauta, dice que la personalidad de Valdelomar influyó en la actitud espiritual de una generación de escritores peruanos.

Cuenta que Valdelomar impregnó su obra de un humorismo elegante, alado, ático, nuevo hasta entonces entre nosotros.

Una vez en la célebre revista Mundial de la calle Mantas, dijo que Abraham caricaturizaba piadosamente a los hombres y llamó a su Confiteor “la más pura, la más bella poesía erótica de nuestra literatura”.

El Amauta lo describe como un hombre nómada, versátil, inquieto como su tiempo, a quien “la nueva generación no imitará ni seguirá, pero amará la gracia y el perfume de su arte y la trémula ternura de su ‘corazon oval’”.

Hoy en el año en que se cumple 90 años de su muerte, veo a Valdelomar alzando la copa en el Palais Concert para brindar con Mariátegui y exclamar Lima es el Jiron De la Unión, el Jiron De la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy Yo…

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