sábado, 7 de febrero de 2009

Tesoros bibliográficos

Ingresar a una biblioteca es abrirse a la posibilidad de hallar miles de respuestas a las dudas y preguntas que los seres humanos nos hacemos a diario.

Compartía una vez con alumnos de la Universidad Jaime Bausate y Meza que la búsqueda del conocimiento da sentido a nuestras vidas. Quien entra a una librería o biblioteca lo hace con el fin de saciar su avidez por las interrogantes que nos presenta el mundo. Si eso ya representa un placer, hallar el libro que satisfacerá nuestra curiosidad será un doble placer.
Digo esto, porque hace unos meses descubrí una hermosa biblioteca que me sorprendió por su silenciosa, pero nutrida hemeroteca.

El Instituto Riva Agüero (IRA), enclavado en el corazón de Lima, mantiene en sus viejos almacenes diarios de data muy antigua; a disposición de quien anhele conocer cómo ha sido nuestro Perú de mediados del siglo antepasado en adelante.

El IRA ha sabido cuidar estos tesoros periodísticos y hoy los puede prestar a cualquier lector que así lo solicite. Si uno desea conocer la producción periodística peruana durante la Guerra del Pacifico, e incluso décadas antes, el lector podrá descubrirla en tomos muy bien empatados.

Si uno desea averiguar el trabajo de nuestros comunicadores sociales de años posteriores y enterarse del devenir político, social, cultural deportivo o mundial del último siglo, pues una amplia gama de diarios nos espera.

He descubierto, también, en esta biblioteca otro tesoro: se trata del Diario de Lima, de don Jaime Bausate y Meza. La producción periodística del ilustre extremeño se encuentra en tomos bien conservados que nos presentan una visión crítica de la sociedad peruana de fines del siglo 18.

El periodismo y la historia están firmemente unidos y no se puede desligar uno del otro. Los historiadores investigan y narran los hechos, los comunicadores sociales los viven a diario, para luego también contarlos.

La historia del Perú y del mundo están detrás de esas paredes de la antigua calle Lartiga, en el jirón Camaná, y nos esperan para contárnosla con pasión.

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